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El canon revisitado. Una mirada al arte europeo desde América Latina

8 de abril al 21 de agosto 2022

El canon revisitado. Una mirada al arte europeo desde América Latina

Publicado el 24/03/2022
Obra "El juicio de París", de Alessandro Turchi
El Juicio de París (primera mitad s. XVII), Alessandro Turchi. At., detalle. Colección Museo Nacional de San Carlos, México.
Una curatoría conjunta entre el Museo Nacional de Bellas Artes (Chile) y el Museo Nacional de San Carlos (México), se presenta a partir del 8 de abril, con la exposición internacional El canon revisitado. Una mirada al arte europeo desde América Latina, que revisa 70 obras pertenecientes a ambos acervos, para reflexionar sobre las ideas y principios del canon occidental que se instauraron en el continente, a través de la circulación de las imágenes.

Se trata de un largo y extenso proyecto que, a través de obras realizadas en Europa entre los siglos XVI y XVIII, permitirá comprender de forma crítica las colecciones e imaginarios que ambos museos comparten. Para la selección de las piezas y desarrollo del guión museográfico se conformó un equipo curatorial integrado por Claudia Garay Molina y Mariano Meza Marroquín de México, y por Gloria Cortés Aliaga, Eva Cancino Fuentes y Manuel Alvarado Cornejo de Chile. En la investigación participaron Jaime Cuevas Pérez de Chile, y Paola López Eguiluz de México. Además, los profesionales de mediación de ambas instituciones se involucraron activamente, a través de una propuesta que invitará al público a participar e internalizar los contenidos de la muestra a partir de su propia experiencia.

“Mediante esta muestra queremos invitar no solo a disfrutar de grandes creaciones artísticas, sino también a mirar e interpretar qué nos dicen estas obras, qué valores intentan transmitir, cómo se insertan en una matriz de ideas y sistema de principios que dan forma al canon occidental, definido y potenciado por la circulación de imágenes, como el más efectivo instrumento de la colonización ideológica”, explica el equipo curatorial.

Se escogieron producciones entendidas como universales, elaboradas por artistas como Tintoretto, el Pontormo, José de Rivera, Francisco de Zurbarán o Andrea Vaccaro, entre otros nombres. Son originales y copias que circularon ampliamente por territorios americanos. En ellas se reflejan las grandes exclusiones, como las mujeres. Tal es el caso de Joanna Vergouwen, la única artista presente en la exposición, o la copia de una obra de Ginevra Cantofoli, por más de 300 años atribuida a Guido Reni. 

“Para el MNBA constituye un gran logro concretar esta exposición conjunta. En primer lugar, constituye una posibilidad de diálogo entre dos instituciones culturales latinoamericanas. Ello significa diálogo de obras, diálogo de instituciones, diálogo de equipos. La inserción del museo en redes internacionales y específicamente latinoamericanas, tanto como el fortalecimiento de las mismas, forma parte de nuestra misión como museo”, explica Fernando Pérez, director del Museo Nacional de Bellas Artes. 

“En segundo lugar, la exposición permitirá ofrecer a nuestros públicos un maravilloso conjunto de obras, con un contenido iconológico e iconográfico de enorme potencia y de una gran carga histórica y estética. Se pondrán en discusión temas significativos, como es el de la circulación de obras de arte, la formación y estructuración de cánones estéticos y las relaciones entre centros y periferias. La sala Matta del MNBA con su iluminación completamente renovada constituirá un marco adecuado para esta excepcional concentración de producción artística”, agrega el director MNBA.

Para Mireida Velázquez Torres, directora del Museo Nacional de San Carlos de México, esta muestra “es resultado de un esfuerzo colaborativo entre los equipos de ambos museos, que refleja los cuestionamientos contemporáneos a dos colecciones históricas que son resultado de una mirada eurocentrista. Para nosotros era fundamental poder trabajar con un museo latinoamericano de la envergadura del MNBA, pues ello significaba la oportunidad de hablar de historias y de procesos artísticos compartidos, pero también de fortalecer los lazos que siempre nos han unido con Chile. Es importante enfatizar que la curaduría entre los equipos de ambas instituciones fue un proceso enriquecedor y de pleno diálogo que da como resultado final una muestra de la más alta calidad”.

Puesta en escena

La museografía reproduce simbólicamente el trabajo de investigación y catalogación en depósitos, para potenciar las preguntas iniciales planteadas por el equipo curatorial: ¿Qué hacen estas obras en los museos latinoamericanos?

El público podrá interactuar a través de preguntas abiertas que podrán contestar desde un formulario online, cuyas respuestas se mostrarán en un monitor en la misma exhibición. En tanto que siete pantones extraídos de las obras, que dan cuenta de la diversidad de colores de piel, invitarán a reflexionar sobre cómo los rasgos físicos influyen en los estereotipos y prejuicios. Además, se integrarán videos en lengua de señas chilenas, audiodescripciones para algunas piezas y un texto en lenguaje sencillo, de alto contraste (macrotipo) para personas con discapacidad visual, lo que permitirá que la muestra sea más accesible. 

Dividido en temas y subtemas que abordan críticamente las piezas seleccionadas, el guión se podrá escuchar activando un código de la cuenta de Spotify del Museo: MNBAChile. Las música de estos audios corresponde a la pieza barroca Sonata I (Dario Castello), interpretada por el grupo Syntagma Musicum de la Universidad de Santiago de Chile. 

Historia de las colecciones. Revisión de cómo la Academia de San Carlos de México (1784) y la Academia de Pintura de Chile (1849) instauraron un modelo ilustrado de las bellas artes, donde la antigüedad clásica era vista como un estándar perfecto de belleza y el dibujo como el mejor medio de instrucción. La asimilación del estilo neoclásico, como auxiliar del movimiento ilustrado y su “afán civilizador” en la educación, las artes y la vida pública, condicionó la creación de las colecciones de las academias americanas bajo un modelo eurocéntrico.

Estética de la moral y las virtudes. A través de esta temática, se busca reflexionar sobre cómo las reglas de civismo y urbanidad o los comportamientos virtuosos, permitían reafirmar la espiritualidad cristiana para moldear el comportamiento individual y las relaciones al interior de la familia. Asimismo, a través de la autorregulación y su influencia ejercían una regulación política de los cuerpos y costumbres. De forma paralela, el concepto del gusto definía los niveles de civilidad de las naciones y sus habitantes.

La pictocracia y la jerarquía de los cuerpos. Aquí se aborda la representación del cuerpo en función de jerarquías y atributos a definidos por la raza y color de la piel, los que deben ser leídos como un mapa político. Los cuerpos blancos se asocian a la pureza, la santidad y la abnegación; mientras que la “otredad” se configura como errónea, perversa y fuera de lo establecido moralmente. El cuerpo como ente político y subordinado, se refleja en rituales festivos, carnavalescos o mundanos, muchos son asociados a la cultura popular, al repertorio mitológico o su resignificación, en figuras consideradas profanas y paganas. Lo abyecto femenino o la configuración del canon masculino como medida de todas las cosas, completan la lectura de este grupo de obras.  

Las copias y la reproducción ideológica del canon. Dentro del sistema académico de las artes, institucionalizado a comienzos del siglo XVIII en Francia, las copias fueron una herramienta fundamental para la educación y para el mercado del arte. Ante la ausencia de originales y a la precariedad de los medios de reproducción técnica existentes hasta mediados del siglo XIX, en el contexto latinoamericano las copias fueron el modo de acercar el canon estético europeo y todo su aparataje discursivo.

Youtube Live: @MNBAChile | Jueves 7 de abril, 12:00 h

Para dar a conocer las claves de la exhibición, el MNBA invita a una trasmisión en directo desde la exhibición (Sala Matta MNBA), que contará con la participación de Mireida Velázquez Torres, directora del Museo Nacional de San Carlos de México y el equipo de curadores de la misma institución, Mariano Meza Marroquín y Claudia Garay Molina, junto a Fernando Pérez, director MNBA y Manuel Alvarado, investigador de Colecciones MNBA.

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