Pasar al contenido principal

Recordar un signo. Elda Cerrato [1972-1973]

8 de agosto al 27 de octubre de 2019

Recordar un signo. Elda Cerrato [1972-1973]

Publicado el 15/05/2014
Boceto de la intervención en Plaza Roberto Arlt . Exposición Arte e idelogía. CayC Al aire libre, 1972.
Boceto de la intervención en Plaza Roberto Arlt . Exposición Arte e idelogía. CayC Al aire libre, 1972.
Tras casi cinco décadas, a los 89 años, la argentina Elda Cerrato restituye en nuestro país dos trabajos silenciados por las convulsiones políticas del momento, contextualizados por una serie de archivos y documentos. Esta vez, en el marco del itinerario chileno de la BienalSur 2019 y con la invitación de la curadora Gloria Cortés, la artista interviene De Aquí a la Modernidad, la muestra de la Colección del Museo Nacional de Bellas Artes.

En septiembre de 1972 la artista Elda Cerrato (Asti, Italia, 1930) participó en la exposición Arte de Sistemas II, una acción liderada por Jorge Glusberg (Buenos Aires, Argentina, 1932-2012) bajo el alero del proyecto institucional Centro de Arte y Comunicación, CAyC, en Argentina. La muestra consideraba tres iniciativas: Arte de Sistemas Internacional (Museo de Arte Moderno), Arte de Sistemas Argentina (Centro de Arte y Comunicación) y Arte e ideología. CAyC al aire libre. Esta última, llevada a cabo en la plaza Roberto Arlt en la esquina de Rivadavia y Esmeralda en la ciudad de Buenos Aires.

La exposición Arte e ideología se configuraba como un hito público de cruces y sistemas colectivos que reivindicaban la capacidad del arte como un productor de significados críticos, denunciantes y dialogantes con la sociedad, de modo de alternar y convivir con el transeúnte para establecer intercambios de mutuos acercamientos. La obra de Cerrato correspondía a un homenaje al escritor argentino Roberto Arlt (Buenos Aires, Argentina, 1900-1942), reproduciendo e interviniendo los textos La tragedia del hombre honrado (El Mundo, 1928-1933) y El idioma de los argentinos (1928). La muestra, que iba acompañada de carteles localizados en las otras sedes de la exposición emplazando a los visitantes, fue clausurada dos días después por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, considerándola "subversiva" y "desvirtuada" con respecto a los propósitos del arte en sus denominaciones más tradicionales.

En 1973 dos obras de Elda Cerrato, JUGAMOS A PONERLE FECHA de la serie Geohistoriografías (1972) y LLEGADA A AMÉRICA (1972), arribaron a Chile como parte de las 143 heliografías del CAyC que serían exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes en el marco de una itinerancia latinoamericana liderada por el mismo Glusberg. La muestra nunca llegó a realizarse debido al Golpe de Estado ocurrido ese mismo año y las obras quedaron resguardadas en los depósitos del Museo de forma permanente. De este modo y en dos momentos sincrónicos, las obras de Cerrato operan con la censura y la enajenación de la producción visual en tiempos de conflictos.

En el contexto BienalSur, la curadora MNBA Gloria Aliaga, invitó a Elda Cerrato a intervenir la exposición De aquí a la modernidad. A partir de los archivos personales de la artista y del propio Museo, se propuso reproducir las instalaciones censuradas en 1972 en diálogo con las obras que ingresaron en 1973.

En la obra de Cerrato el mapa como signo y el uso de la palabra como recurso subversivo, son los elementos que invitan a tomar consciencia y reflexionar sobre los discursos y sistemas hegemónicos. La intervención incluye bocetos de su instalación en la plaza Roberto Arlt, los carteles y los tambores que fueron reproducidos con las preguntas originales y nuevos textos de Arlt, los comunicados de prensa del CAyC emitidos ante el desmantelamiento de la exposición, notas de prensa del desmantelamiento de la exposición y las cartas de Glusberg a Nemesio Antúnez.

"Lo cotidiano, el arte y lo afectivo-político cobran dimensión estética en los procesos de transformaciones sociales. De este modo, resituar las memorias de las mujeres creadoras y recuperar la humanización del recuerdo permiten subvertir la cultura visual y desmontar las relaciones de poder-saber. Así, Recordar un signo es retornar a la memoria el vestigio y reinstalar un ejercicio de protesta sobre los bienes en disputa de la cultura y sus demandas de visibilidad conflictual", explica la curadora Gloria Cortés.